Escudo de la UNSAAC |
Desde hace varios años, que pueden sumar más de un par de décadas, la Universidad en el Cusco esta en una crisis de la cual no acaba de salir. El cielo azul, que pretenden dibujar las autoridades y algún grupo universitario para salir de la crisis, no tarda en tornarse gris y oscuro por la realidad dominada por el malestar de los estamentos universitarios –docentes, estudiantes, y trabajadores- de falta de presupuesto, falta de infraestructura, falta de investigación, falta de libros actualizados, falta de docentes adecuados, falta de estudiantes motivados, falta de recursos de todo tipo.
En fin, nuestra Universidad tiene una crisis de carencia, escasez, de falta de muchas cosas, grandes y pequeñas, materiales y espirituales.
Y la crisis no es culpa solamente de las autoridades o de alguno u otro grupo. La crisis universitaria es culpa de todos: del orden económico mundial, del estado, y de nuestra propia Universidad.
El orden económico mundial sitúa a nuestro país en condiciones desventajosas. La política económica diseñada por los poderosos mundiales aplicada sin crítica en el Perú causa un flujo de dinero que se va a nuestros acreedores o a los mal-compradores de nuestros productos a precios bajísimos, dinero que podría servir para cubrir muchos servicios entre ellos las universidades.
El Estado en el Perú es poco democrático, casi siempre monopolizado por grupos que no ven más allá de sus intereses –socios peruanos de los poderosos mundiales-, o copado por los que no ven más allá de su ciudad, que creen que Lima es el Perú y que hay una sola o mejor manera de ser peruano: ser limeño, que impulsan el centralismo que es a los pueblos de nuestro país lo que es la injusticia del orden mundial al Perú. Esos grupos destinan el dinero que queda para el presupuesto a rubros que no tienen nada que ver con el desarrollo de los pueblos del Perú, como por ejemplo a comprar armas, o comprar algunos dueños de medios de comunicación, o a enriquecerse mediante la corrupción, etc.
Y así, esas causas externas de la crisis de nuestra Universidad son crueles, malvadas, malditas pero no eternas; son causas a las que siempre hemos mirado, aprendido y dado importancia, pero a las que casi nunca hemos podido enfrentar institucionalmente como Universidad.
¿Pero y qué de nosotros mismos –los universitarios cusqueños-?, ¿Qué de las causas internas de la crisis universitaria?, ¿Cómo nos hemos venido comportando ante la realidad de crisis de nuestra Universidad?, ¿Qué proyectos hemos trazado para salir de la crisis?.
Nosotros, los estudiantes, los profesores universitarios, los egresados, los trabajadores de la UNSAAC también tenemos parte de la responsabilidad de la crisis. Hemos creído que la responsabilidad de la crisis la tienen siempre los demás y solo los otros: el mundo, el Estado; o las autoridades, o los estudiantes, o los trabajadores cada uno por separado. No recuerdo un pasado cercano en el que toda la Universidad haya pensado en un futuro conjunto como institución; un futuro de prosperidad institucional en el que las tareas de la Universidad como formadora de profesionales de alto nivel, de investigación y propuesta para impulsar el progreso de nuestra región, de institución que guarde y defienda la ciencia, la cultura y el patrimonio del Cusco. Sí recuerdo un pasado en que el interés de algunos por encabezar las reclamaciones para hacer de la Universidad un espacio más de su ámbito de influencia empujaba a la UNSAAC a debatirse en graves contradicciones internas que agravaban su crisis; o lo que es peor, recuerdo un pasado en el que muchos no hacían nada de nada por salvar de la crisis a nuestra Universidad.
Debido a muchos factores complejos los universitarios no hemos visto más allá de nuestros intereses de estamento y de grupo. Los docentes por su lado con sus reclamaciones salariales que les corresponden por ley, sus problemas de gremio e intereses como grupo mayoritario en el gobierno universitario; los trabajadores con sus demandas justas de mejora laboral; los estudiantes consumiendo su juventud en aprender sin criticar, dividirse en grupos políticos irreconciliables, o desgarrándose por administrar el escaso alquiler de algún local gremial, o haciendo lo que sea para dedicarse a la difícil tarea de ser joven en el Cusco y en el Perú.
La Universidad como institución, de esta manera olvidada por sus propios integrantes, va avanzando por el camino que le empuje su inercia, deslizándose en una crisis que la deja bien lejos de cumplir con sus objetivos principales, presa fácil a ser mal manejada por aquellos que la han mal manejado con perversa intención, cuando no despojado abiertamente.
No existe en la Universidad un proyecto a futuro, o si lo hay está solo en el papel. Los universitarios cusqueños no tenemos un sueño, un deseo, una fe -que este en cada uno de los miembros de la Universidad- de lo que queremos para la UNSAAC. No nos hemos puesto de acuerdo ni convencido entre nosotros de lo que queremos como Universidad, ni de hacia dónde vamos, ni para qué y a quién queremos servir, ni cómo y con qué recursos lo vamos a hacer.
Los integrantes de la UNSAAC de estos tiempos no hemos llegado a constituirnos –fundarnos- como Universidad. Esa es la llave que nos falta abrir para traspasar la puerta de la modernidad, para hacer frente a las situaciones adversas a las que se enfrenta la Universidad como Institución y que le impiden cumplir con sus objetivos más básicos. Nos falta dialogo y acuerdo, nos falta, en fin, llevar las lecciones de la democracia a nuestra Universidad.
Todos los integrantes de la UNSAAC tenemos una oportunidad valiosa en estos momentos en los que se intenta construir un país democrático, debemos aprovecharla y empezar a conversar, dialogar, a ponernos de acuerdo sobre qué Universidad queremos ser dentro de unos años. Las autoridades universitarias deben favorecer el dialogo, llegar a comprender que la Universidad la formamos todos y deben crear instituciones dentro de la propia UNSAAC para un dialogo permanente y la elaboración de un proyecto de desarrollo universitario que englobe y respete los aportes y los intereses de todos los estamentos, los estudiantes tienen que democratizar sus gremios y abrir las puertas de la representación a todos sus miembros para que presenten sus ideas, los trabajadores y docentes elevar el sindicalismo hasta la propuesta de salidas para la crisis universitaria.
La UNSAAC es una de las Universidades más antiguas e importantes en el Perú, muchas Universidades en el mundo envidiarían nuestra tradición, nuestra antigüedad y nuestra ubicación en un lugar sagrado como el Cusco; es nuestra responsabilidad ser consecuentes con la magnitud de la UNSAAC y no desperdiciar esta oportunidad.
Bien haríamos todos los universitarios en convocarnos a una gran reunión de dialogo para lanzar la refundación de la UNSAAC, a más de 100 años del movimiento universitario de 1909, y llevarla a ocupar el lugar que le corresponde en el ámbito universitario mundial, ya que nuestro país, el Cusco y nuestra Universidad se lo merecen. ¿O creen Uds. –señores universitarios- que no podemos ser una de las más prestigiosas Universidades del Mundo, o no se creen Uds. capaces de construirla?
Pavel Valer Bellota.
Barcelona, 10 de Julio de 2002
(Publicado en El Diario del Cusco el día 25 de Julio de 2002. Ed. Internet)
Barcelona, 10 de Julio de 2002
(Publicado en El Diario del Cusco el día 25 de Julio de 2002. Ed. Internet)
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