Foto: "The look of wisdom" Felipe Rojas |
Entre ellas el planteamiento
del ‘indigenismo’ -ideología que manó del Cusco en los primeros años del siglo
XX- tuvo gran influencia. Buena parte de las investigaciones sobre la cultura y
la política en Perú fueron posibles gracias a su potencial, que orientaba la
visión del investigador hacia la realidad regional y a la interpelación al
orden social local y nacional: hablar del indio era hablar a cerca de las
estructuras del poder.
En esta ciudad -de alrededor
de dieciocho mil habitantes entonces- las publicaciones sobre ciencias sociales
y jurídicas proliferaron entre 1890 y 1960. 'El Debate Judicial' (1897) y la 'Revista del Derecho' (1915) fueron editadas por
el Colegio de Abogados.[1] Desde 1948 la 'Revista de la Facultad de Derecho' alcanzó varios números, con un contenido socio-jurídico que ejerció influencia a nivel estatal
y se distribuyó a muchas universidades latinoamericanas. Varios artículos sobre el
hecho indígena y su relevancia fueron publicados en ella y en
la Revista Universitaria (que en 2012
ha cumplido cien años).
Sin embargo, con el paso de los años las investigaciones
fueron escaseando y abandonando la inspiración ‘nacional’ que le imprimieron aquellos
soñadores provincianos -como L. Velasco Aragón, J.G. Cosio, L.E. Valcarcel, L.F.
Aguilar, U. García, E. Delgado Vivanco, R. Latorre, E. Kallata, C.F Cuadros- que se
atrevieron a pensar con cabeza propia. En cambio devinieron a nutrirse -hasta
convertirse en tradición- de concepciones importadas, primordialmente de los
países del Norte del mundo. La producción intelectual fue decayendo desde 1950,
junto con la economía regional, a medida que languidecía también la Universidad
Nacional San Antonio Abad[2] sometida
a una larga crisis de la cual no acaba de salir.
Las investigaciones sobre
antropología, a partir de los 70, fueron abandonando las visiones regionales/peruanas
propias para volcarse a indagaciones hechas con los anteojos clericales
de las corrientes ideológicas en boga (como el culturalismo, el marxismo, el positivismo, el estructuralismo,
entre otras), y seguir las recetas sociales que éstas inspiraban: el dependentismo,
el desarrollismo, etc.[3]
En el caso de la ciencia
política[4],
los (pocos) estudios que se hicieron en Perú hasta los años noventa fueron
dominados por las corrientes teóricas modernas, propias de otras
sociedades e historias. Éstas, en sí, no son ideologías malintencionadas -por
el contrario, es ineludible conocerlas y dominarlas-, pero lamentablemente impusieron la
enmarcación nociva del hecho político en sus estrictos puntos de vista,
soslayando apreciaciones diferentes y alejándose fantásticamente de la realidad
postcolonial.
Las investigaciones sobre ciencias sociales se
hicieron desde concepciones importadas, someramente ‘adaptadas’ a la realidad
peruana. Fueron elaboradas por intelectuales de instituciones (casi)
exclusivamente de Lima (por ej. IEP, DESCO, universidades como la PUCP, San
Marcos y Pacífico). Por lo general, los investigadores capitalinos no conocían de
primera mano la realidad regional, e hicieron su trabajo en medio de grandes
dificultades, careciendo de perspectivas comparadas que partieran de un punto de
vista local.
Haciendo gala de un centralismo ideológico, siguiendo los
postulados de aquellas concepciones hegemónicas importadas, o simplemente
haciendo nada, la mayor parte de los intelectuales orgánicos de los grupos de
poder regional contribuyeron al panorama
actual cercano a la decepción: la otrora influyente Revista de la Facultad de
Derecho de la UNSAAC fue publicada por última vez hace casi veinte años (o más)
y la Revista Universitaria hace quince. Producto de la crisis del sistema
universitario y la falta de promoción de la investigación científica, actualmente
son raras las publicaciones sobre ciencias sociales o estudios políticos que
cumplan criterios académicos aceptables.
Esta noche oscura para el intelecto tiene que ser superada.
Hay escasez de investigaciones que produzcan ideas trascendentales, hacen
falta indagaciones desde una óptica propia sobre la realidad política,
cultural, sobre los problemas de la región y razonando desde ella. Faltan publicaciones
que recuperen la prolífica tentación de pensar con cabeza propia, sin
prejuicios, sin vergüenza, sobre temas locales, peruanos e internacionales, de
tal manera que los aportes teóricos mundiales nos sirvan para avanzar hacia
nuestra emancipación.
Las nuevas investigaciones deben lograr congregar ideas
desde la perspectiva local-regional que abonen a un pluralismo ideológico y
teórico sobre arte, política y ciencias sociales, abandonando en lo
posible las adscripciones proselitistas. Deben hacerse desde
una perspectiva profesional no exclusiva de una única doctrina, con la
finalidad de incidir en un mejor
diseño democrático de las políticas públicas.
Más allá de dirigirse solo hacia un público 'técnico', se debe lograr que las
investigaciones puedan ser leídas por la mayor parte de personas. Deberán, por
tanto, tratar de problemas regionales concretos de manera sencilla, ocuparse de temas que abarquen
a todo el Perú, e incluso temas internacionales, como se tiene dicho, pero tratándolos
desde la perspectiva regional. De esta manera, las investigaciones podrán tener presencia e
influencia pública. Se trata de comunicar al público medio las ideas y productos del
trabajo intelectual.
Una de las tareas aún no emprendidas es el rescate del
trabajo integral de los pensadores locales[5],
a manera de una historia intelectual regional del siglo XX[6].
Los ejemplos de ímpetu, orientación social, rigurosidad -y la calidad de ‘fiestas
del espíritu’- de las antiguas revistas publicadas en Cusco, como ‘La Sierra’, ‘Kuntur’,
‘Kosko’, y otras como el ‘Boletín Titikaka’ (en Puno) y ‘Chirapu’ (en Arequipa) deberían, a día de hoy, ser continuados.
[3] Puede verse, para una ilustración del cambio de tendencias y objetivos
en la investigación antropológica en el Perú el trabajo de: PAJUELO, Ramón; “Imágenes
de la Comunidad. Indígenas, campesinos y antropologos en el Perú”; en No hay país más diverso, compendio de
antropología peruana; DE GREGORI, Carlos Ivan (Coord.); Red para el
Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú; Lima 2004. (Págs. 123-179)
[4] Para el caso de la ciencia política puede consultarse: TANAKA, Martin;
Los estudios políticos en el Perú: ausencias, desconexión de la realidad y la
necesidad de la ciencia política como disciplina; en Revista de Ciencia Política /
volumen 25 / nº 1 / 2005 / 222 – 231.
[5] Se puede ver para este fin el trabajo de GUTIERREZ SAMANEZ, Julio A.; “Esbozo cronológico de publicaciones y
actividades culturales cusqueñas (1570-1992)”; Revista Crónicas Urbanas Nº 3,
Centro Guaman Poma de Ayala. http://cusco-publicaciones.blogspot.com/2010/05/esbozo-cronologico-de-publicaciones-y.html [consultado julio de 2013]
[6] WATSON, Peter; Historia
intelectual del siglo XX; Edit. Crítica, Barcelona 2002.
3 comentarios:
Excelente Pável, los cusqueños hemos tenido momentos muy importantes de opinión y aporte en la vida nacional, lo que faltó es tener voceros que lleguen más allá de nuestra estrechez provinciana. Ahora con el Internet ya no hay pretexto, hay que producir, estudiar, investigar, publicar y actuar. Pensando, planeando y actuando es posible mover la realidad y eso es lo que vienes haciendo con este importante blog. Te felicito, así se hace patria.
Es imprescindible recuperar nuestras ideas regionales del ostracismo de los anaqueles polvorientos de las bibliotecas, rescatar el pensamiento político, las ideas regionales sobre la cultura, nuestras concepciones sobre nuestra cultura, y proyectarlas al mundo y hacia las necesidades de nuestra emancipación, de nuestra liberación de las cadenas del centralismo, del colonialismo interno y de toda injusticia.
Pavel, fue un gusto conocerte en la presentación de la revista Sayari, del amigo Wilson Chilo, grabé casi toda la actividad pero no puedo subirla pues pesa mucho, pero está a tu disposición para compartirla en USB. No estoy seguro que la Revista Universitaria no salga desde hace quince años, creo que sacaron varios números en formato grande o estaré confundiendo con El Antoniano. De todos modos hay que exigir que salga. Sé de un último número que debió salir en este año y que estaba siendo trabajado por Jaime Pantigozo. De la revista de Derecho creo que por los noventa sacaron algo. Convendría actualizar y enriquecer mi esbozo de publicaciones cusqueñas que es como una brújula para orientar las investigaciones. Un abrazo
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